Entendiendo la Raíz del Obstáculo en el Corazón del Hombre
- Lourdes Pinto
- 2 oct
- 3 Min. de lectura
Esta reflexión profundiza en los corazones de los hombres para descubrir su orgullo a través de las palabras de Jesús a sus discípulos en Lucas 9 y las palabras de Dios a Adán y Eva en Génesis 3.
Cenáculo de Hombres, 2 de Octubre de 2025.
Notas
PARA EL ROSARIO
Fecha: 25 de abril de 2011
Creer. ¿Qué significa creer en Aquél que envió Dios al mundo? Para creer en la Palabra de Dios, vuestro corazón ha de ser puro. Sólo a través del Espíritu podéis creer en Mi Palabra, no con vuestra mente, sino con vuestro corazón. Mi Palabra es Mi vida que debe tocar la profundidad de vuestro corazón. Un corazón endurecido no puede sentir el contacto de Mi Palabra viva. El intelecto puede recibir Mi Palabra y manipularla, pero el Espíritu penetra un corazón con Mi Palabra y lo transforma.
Creer es abandonarse a Mí para que Yo pueda hacer de ti una nueva creación por medio de Mi Espíritu. ¿Qué se requiere para creer? Humildad y sencillez. Por eso digo que debes ser como un niño para llegar a creer y seguirme de verdad. Crees con el corazón al encontrarte con el Dios vivo ante ti, al escuchar Su voz y contemplar Su mirada. Por eso sólo los puros de corazón pueden ver, oír y conocer verdaderamente a Dios.
A los sacerdotes / Misioneros de la Cruz:
Por eso, hija mía, diles a Mis hijos que sean humildes como Yo soy humilde, que recurran a Mi Espíritu que les enseña y no a su propio entendimiento, porque su entendimiento es muy limitado, pero mi entendimiento los llevará a encontrar al Dios vivo y a poseer la vida de la Santísima Trinidad.
Lucas 9, 43-45
Y todos quedaban estupefactos ante la grandeza de Dios. Entre la admiración general por lo que hacía, dijo a sus discípulos: 44«Meteos bien en los oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres». 45Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro, que no captaban el sentido. Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.
El miedo nubla nuestra capacidad de ver, oír y percibir. Bloquea la capacidad de recibir. Las palabras se reciben cuando permitimos que se ADENTREN en nuestro ser, en lo más profundo de nuestro corazón.
Miedo (72)
Pequeña mía, el miedo que lleva a esconderse forma parte de la condición humana caída a causa del pecado original. El alma humana fue creada por Dios para vivir en el Amor y experimentar la paz y la alegría supremas de ser amada por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Cuando Adán y Eva pecaron al elegir dudar del amor de Dios, se separaron de Dios, por lo que se ocultaron del Dios que los había creado y amado. El pecado original introdujo en la humanidad el miedo a Dios y el esconderse.
Yo, la Segunda Persona de la Trinidad, el Hijo, vine al mundo para restaurar a la humanidad en el amor del Padre mediante Mi sacrificio perfecto de amor. Tenéis que comprender vuestra condición caída y vuestra tendencia a temer ser rechazados, abandonados, no amados y no abrazados y, por consiguiente, a esconderos para evitar que os hagan daño. Entregadme vuestros miedos. Salid de vuestro escondite y enfrentaos a Mí. Recibid de Mí la gracia del abrazo divino: ser conocidos, queridos y amados en vuestra miseria por Abba, que todo lo sabe y todo lo ve. Aceptad el sufrimiento en la tierra de ser rechazados, burlados, incomprendidos, calumniados, ridiculizados, ignorados y no amados, Conmigo y por Mí. Vivir la vida en la tierra en su plenitud es conocer y vivir en el amor de Dios y aceptar el sufrimiento continuo de vivir en medio de seres humanos en su mayoría incapaces de amar incondicionalmente. 28/11/22
Recibir (263)
Has mostrado un gran valor al proclamar Mis Palabras, pero pocos, pequeña Mía, han recibido este tesoro porque están impregnados de amor propio. 17/11/21
Génesis 3, 16-19
16A la mujer le dijo:
«Mucho te haré sufrir en tu preñez, | parirás hijos con dolor, | tendrás ansia de tu marido, | y él te dominará».
17A Adán le dijo:
«Por haber hecho caso a tu mujer | y haber comido del árbol del que te prohibí, | maldito el suelo por tu culpa: | comerás de él con fatiga mientras vivas; 18brotará para ti cardos y espinas, | y comerás hierba del campo. 19Comerás el pan con sudor de tu frente, | hasta que vuelvas a la tierra, | porque de ella fuiste sacado; | pues eres polvo y al polvo volverás».