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Foto del escritor Lourdes Pinto

"Mediante la Cruz" – Ef 2,16

Esta enseñanza explica el camino espiritual a través de la cruz hacia la transformación en Cristo. El Camino Sencillo a la Unión con Dios revela cómo vivir las palabras de San Pablo, "a través de la cruz". Sin El Camino Sencillo, sus palabras serían un concepto intelectual más que una experiencia de vida diaria.



“Mediante la cruz” (Ef.2,16)

11/14/24

 

Mediante la Cruz

JMJ

Por medio del misterio de la Cruz, la muerte ya no existe;

Mediante el misterio de la Cruz, se restaura el amor perfecto.

Por medio de la Cruz, se descubre la máscara del pecado;

Por medio de la Cruz, se descubre el gran amor de nuestro Dios.

Por medio de la Cruz, nos vaciamos, pero pronto nos llenamos;

Con la vida del Espíritu.  Ahora nuestras almas se aquietan.

Mediante la Cruz, toda oscuridad se convierte ahora en luz;

Por medio de la Cruz, en el plan de Dios, encontramos nuestro deleite.

Entregados al Amor y ocultos a las miradas,

ya no vivo yo, sino sólo Tú.

Nuestro Padre ve destellos de Amor Crucificado,

Las almas víctimas se hacen uno con el Cordero inmolado.

La misericordia recibida se convierte en misericordia derramada.

Valientemente luchamos sin tomar la espada.

Recibir amor y convertirse en amor es nuestra nueva misión,

Corazones traspasados envueltos como regalos de consolación para Ti.

Restaurando a la humanidad, resucitando a todos,

Nuevos Adanes y Evas, ahora liberados de la caída.

Con María, Te doy gracias y humildemente adoro

Elijo lo que Tú eliges, pues ¡bienaventurados los pobres!

Michelle Griffith

 

Las palabras, a través de la cruz, (mediante la cruz) están escritas por San Pablo a los Efesios 2:15-16,


Él ha abolido la ley con sus mandamientos y decretos, para crear, de los dos, en sí mismo, un único hombre nuevo, haciendo las paces. Reconcilió con Dios a los dos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en él, a la hostilidad.

 

El camino a través de la cruz es el Camino Sencillo de Unión con Dios. El Camino Sencillo de Unión con Dios revela cómo vivir ‘a través de la cruz’. Sin el Camino Sencillo, las palabras de San Pablo, a través de la cruz, serían más un concepto intelectual y no una experiencia de vida diaria.

 

San Pablo a los Romanos 6:5-6 y 8:15-17 y todas sus epístolas revelan el Misterio de la Cruz.

 

Romanos 6, 5-6:

Pues si hemos sido incorporados a él en una muerte como la suya, lo seremos también en una resurrección como la suya; sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado con Cristo, para que fuera destruido el cuerpo de pecado, y, de este modo, nosotros dejáramos de servir al pecado.


El Camino que el Señor nos ha dado es el camino de morir al yo. Cada uno de nosotros debe morir a la mujer u hombre viejo, las personas en las que nos hemos convertimos y que no somos. La falsa identidad que llevamos debe quitarse para que podamos llevar nuestra verdadera identidad que sólo se encuentra en Jesús crucificado.

 

San Pablo, en Romanos 8:15-17, afirma las palabras “sufrimos con él”, que son palabras clave de la formación que Dios nos ha dado a través del Camino Sencillo.

 

Clamamos: «¡Abba, Padre!». Ese mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios; y, si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo; de modo que, si sufrimos con él, seremos también glorificados con él.

 

Sólo a través de la cruz, sufriendo todos con Cristo, somos restaurados como hijos e hijas de Abba Padre, herederos—uno con Jesucristo.

 

El Señor dijo el 17 de noviembre de 2021,

 

Pequeña Mía, se te ha dado la moneda de oro de Mi Camino Sencillo de Unión Conmigo. Esta es una moneda muy valiosa porque contiene el misterio del Amor Divino que se encuentra en, y a través de la Cruz.

 

Yeny, de España escribió:

 

El Camino, nuestro camino, es sencillo porque Dios es sencillo, pero la sencillez requiere de nosotros una sumisión total a la voluntad de Dios, requiere morir a nosotros mismos, por eso sencillo no quiere decir fácil, fácil sería pensar que Dios hará todo sin nosotros, sin nuestra voluntad.

 

El camino a través de la Cruz comienza con María. Sólo con María podemos recorrerlo. Ella nos lleva al pie de la Cruz para contemplar el Amor. Todo el Camino Sencillo es a través de la Cruz para llegar a ser uno con nuestro amado Jesús crucificado. Nuestro Camino comienza con María llevándonos al pie de la Cruz.

 

El Camino comienza exteriormente cuando nos arrodillamos al pie de la Cruz, besando Sus pies y suplicando, como el Señor nos enseñó, el don del Espíritu Santo del autoconocimiento. Este don es esencial para entrar a través de la Cruz, pues es el autoconocimiento lo que nos lleva al oro del precioso arrepentimiento, y sólo a través del arrepentimiento podemos recorrer la Cruz. Por lo tanto, al rezar por el autoconocimiento, el Espíritu Santo comienza a llevarnos a un viaje al interior de nosotros mismos, a nuestro corazón, para encontrar a Cristo dentro de nosotros. No podemos llegar al Corazón de Jesús crucificado sin entrar en nuestro corazón, porque el Corazón de Cristo está dentro de nosotros.

 

A través del don del autoconocimiento, el Espíritu Santo nos ayuda a descubrir nuestras heridas. El Espíritu Santo une nuestras heridas con Sus heridas, haciéndonos pasar de estar centrados en nosotros mismos a estar centrados en Cristo. La unidad se produce constantemente a través de la Cruz. Muchos programas de curación se ocupan de curar las heridas, pero lo que es propio de la forma en que el Señor nos ha formado es que nuestras heridas deben tocar y unirse a Sus heridas. Sólo así nuestras heridas se transforman en Sus heridas.

 

Este camino nos lleva entonces al costado traspasado de Jesús, donde nos enseña cómo sufrir con Él en nuestras vidas ordinarias ocultas. En este pasaje, que está dentro de nosotros, el Señor comienza a revelarnos su vida eucarística. El Señor une nuestra vida ordinaria oculta con Su vida eucarística oculta a través de la Cruz. Comienza a enseñarnos a amar como Él ama en la Eucaristía.

 

En el mensaje del 5 de julio de 2012, el Señor nos dice,

 

Aprended sobre la vida oculta contemplando Mi vida Eucarística.  Me entrego plenamente a los buenos y a los malos, a los que lo merecen y a los que no lo merecen, a los que Me aman y a los que Me persiguen. Sigo amando a los infieles. Sigo amando a los indiferentes a Mi amor. Me quedo solo en los Tabernáculos del mundo con pocos que vengan a estar Conmigo, a adorarme y a darme gracias. Lloro, pero Mis lágrimas están ocultas. Intercedo continuamente ante el trono de nuestro Padre por todos. Mi vida oculta en la Eucaristía es vista por Abba y bendecida por Aquel que todo lo ve.


Esta es la vida oculta del Señor en la Eucaristía. En la segunda parte de este mensaje, el Señor habla de nuestra vida ordinaria y oculta. Dice: 

 

Vuestra vida ordinaria y oculta a través de la Cruz se une a Mi vida Eucarística. Vuestra vida oculta adquiere el mismo poder que Mi vida oculta porque ya no somos dos, sino UNO. Estas son Mis hostias vivas. En esta unión de amor entráis y vivís en el reino de Dios. Por Mí, Conmigo y en Mí, vuestra vida más ordinaria es el poder de Dios.  5/7/12

 

El ejemplo perfecto de entrar en el costado traspasado de Jesús fue la oración del rosario de Dreimi esta noche. Ella está sufriendo a través de Cristo, con Cristo, y en Cristo, el dolor de los desórdenes, la oscuridad, el pecado que ocurren en su familia. Ella ha estado recibiendo en su corazón, de la manera más oculta, el quebrantamiento de su familia y uniendo su angustia y sus lágrimas a las de Jesús, colocándolas en el cáliz en cada misa en la Sangre de Cristo y pidiendo a Abba que derrame esa unión de Sangre y lágrimas sobre sus padres y su familia, trayendo nueva vida. Eso es vivir a través de la Cruz. Eso es vivir y participar en la vida eucarística de Jesús.

 

El Padre Jordi escribió sobre las palabras de San Pablo “a través de la cruz”:

 

San Pablo enseña cómo reconciliarse con Dios y con los hombres para llegar a ser un solo cuerpo en Cristo. Sólo puede ocurrir a través de un amor que abraza la Cruz, un amor que nos permite sufrir mientras luchamos por morir al yo.

 

No puedo esperar a que llegue la paz cuando el otro cambie. No puedo cambiar a los demás; debo permitir que Dios me cambie a mí, liberándome de todo lo que causa hostilidad, así como de mis formas de reaccionar ante la hostilidad de los demás. Sólo entonces podré amar incondicionalmente en lugar de reaccionar o separarme de lo que me duele. Acabar con la hostilidad empieza por acabar con la hostilidad en mi interior. La paz es el fruto de la violencia interior contra uno mismo, la espada que Cristo vino a traer (cf. Mt 10, 34) para que yo muera y Cristo pueda amar a través de mí.

 

Las palabras del padre Jordi: «Yo no puedo cambiar a los demás», son poderosas. Jesús nos enseña que sólo a través de la Cruz podemos permitir que Dios nos cambie, que haga de nosotros una nueva creación. Entonces, esperamos que nuestra transformación, que es Dios haciéndose más y más vivo en nosotros, toque los corazones de los demás.

 

Este camino a través de la Cruz hacia lo más profundo de nuestro corazón está siempre vinculado con nuestras relaciones con otros. Nuestra mayor lucha con nosotros mismos está en nuestras relaciones con los demás. El Señor nos enseñó a reflexionar sobre las personas a las que nos resulta más difícil amar. Nos preguntó: «¿Por qué te resulta tan difícil amar a esa persona?». El Señor no se centró en lo que está mal en las otras personas a las que no podemos amar. El Señor dijo: «Mirad dentro de vosotros mismos. Vuestra incapacidad para amar a la persona más difícil de vuestra vida revela vuestro quebranto, dónde está vuestra oscuridad, dónde está vuestro pecado.»

 

La perseverancia en lo más recóndito de nuestro corazón a través de la Cruz nos atrae hacia el Sagrado Corazón. En su Sagrado Corazón, seguimos viviendo el trabajo interior. Por eso el silencio es esencial y por eso muy pocas personas viven este camino a través de la Cruz. Sólo a través del silencio puede el Espíritu Santo llevarnos interiormente por este camino.

 

En el Sagrado Corazón, vivido interiormente en nosotros, comienzan los clavos de la crucifixión.

 

Con el primer clavo, comienza la circuncisión de nuestros corazones. Debemos morir; debemos crucificar nuestros deseos, expectativas, planes y metas, incluso nuestros buenos deseos, expectativas, maravillosos planes y metas. Tienen que ser crucificados. Eso es lo que significa «a través de la cruz». Qué difícil es ese proceso, ese camino de morir.

 

Luego, el Señor nos lleva al segundo clavo, la purificación de nuestras emociones. A través de la cruz, debemos aprender a disciplinar y controlar nuestras emociones. Debemos estar atentos a todas nuestras emociones en el fondo de nuestro corazón: resentimientos, celos, ira, frustración, decepciones, penas, etcétera. Nuestras emociones deben vivirse con Cristo, integradas en Jesús crucificado, para adentrarnos en la emoción más poderosa y pura del Sagrado Corazón de Jesús, sus dolores puros. El Corazón de Jesús es todo dolor y todo amor.

 

Aquí, en el segundo clavo, Jesús comienza a purificar nuestras penas a través de la Cruz, a entrar en Sus penas para que podamos acompañarle en Su dolor y participar en Su dolor. Ahora, comenzamos el trabajo de corredentores con María.

 

Luego nos lleva al tercer clavo de la crucifixión: la persecución, la humildad perfecta, la pobreza perfecta.

 

Ahora seguimos a Cristo desnudo en la desnudez, en nuestra miseria. Ahora, al estar plenamente crucificados con Cristo, podemos amar con el amor divino, la llama del Amor dentro de nosotros, que nos hace capaces de amar a nuestros enemigos. Empezamos a amar a los que nos hacen daño, a los que nos persiguen.

 

Esta es la formación de los mártires de los últimos tiempos, de los santos de los últimos tiempos. María vive esta crucifixión enteramente a través de la Cruz. María nos dice el 9 de marzo de 2023,

 

Después del tercer clavo de la crucifixión, cuando mi Corazón fue totalmente crucificado con mi Hijo y atravesado por la lanza, estuve entonces preparada para amar a toda la humanidad siendo una con el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Al hacerme totalmente una con el sacrificio de amor de mi Hijo, pude abrazar en mi Corazón Materno los pecados y quebrantos de todos los hijos de Dios.

 

Imagínese que mi familia, María, a través de la Cruz, a través de su crucifixión interior con Cristo, puede recibir todos nuestros quebrantos. Nos resulta tan difícil recibir los quebrantos de unos pocos. María recibe con su Hijo los quebrantos de toda la humanidad. Ella continúa diciendo

 

Me convertí en la intercesora Maternal del Corazón de ABBA. Por medio de mi Hijo, con mi Hijo, y plenamente inmersa en el Sagrado Corazón de mi Hijo pude entrar en el lamento de nuestro Padre como Madre por cada uno de vosotros

 

María comienza a llevarnos al final del Camino Sencillo, al Corazón de Abba Padre, para comenzar a vivir en Abba a través de Cristo, con Cristo y en Cristo.

 

El mensaje de Michelle Griffith resume maravillosamente esta enseñanza:

 

Por medio del Misterio de la Cruz, recibimos el conocimiento del Amor Divino. Amar es querer el bien del otro. ¿Cuál es el mayor bien?  Dios mismo. Al permitir que el Espíritu Santo traspase mi orgullo, mi control, mi terquedad, mis planes y mi ego, descubro el Misterio del Amor Divino; Dios mismo en lo más recóndito de mi alma. Al sufrirlo todo con Jesús, empiezo a creer de todo corazón que Dios siempre quiere mi bien y que, en verdad, todas las cosas sirven para el bien de los que aman a Dios (Romanos 8:28). Dejo de luchar contra Él, dejo de rebelarme, dejo de controlar y simplemente empiezo a recibir este Amor Divino.  Empiezo a entender que Él tiene un plan perfecto para mi vida y que se manifiesta en todo lo que la vida me depara.  Sus caminos están muy por encima de los nuestros.  Él me ama en cada instante, en cada detalle de mi vida.

 

San Juan de la Cruz nos dice que el amor es siempre dar y siempre recibir. A medida que voy conociendo a Dios más y más, también deseo amarle a cambio. Pero, como ya hemos dicho, amar es querer el bien del otro. Pero, Dios mismo es nuestro mayor bien. Entonces, ¿cómo puedo darle Dios a Dios? Como leímos en el mensaje del 23/10/23, el amor perfecto se vive en obediencia a la voluntad de Dios. Sólo a través de la Cruz la humanidad será restaurada en el amor perfecto. Por medio de la Cruz, uno mis penas ocultas del corazón a la Vida Oculta de Jesús en la Eucaristía, sólo por amor a Dios y a Su voluntad, y me uno al Amor Divino. De esta manera, como un solo corazón con Jesús, soy capaz de ofrecer Dios a Dios, por medio del Espíritu Santo. Soy capaz de amarle con Su amor perfecto. El amor perfecto echa fuera todo temor.

 

El misterio de la Cruz es un misterio porque cuando entregamos nuestras vidas a Dios, no sé cómo va a desarrollarse la historia de mi vida, pero le digo a Dios: «Eres un misterio.  ¡Siempre me han gustado los buenos misterios!». Elijo confiar de todo corazón en Sus planes para mi vida y en Su manera de vencer a la muerte mediante la Cruz, no sólo por mi bien, sino por el de otras innumerables almas. Cuando coopero con Su plan de vencer a la muerte mediante el martirio oculto diario del corazón, en el poder del Espíritu Santo, ayudo a satisfacer Su sed de amor, a aliviar a Su Sagrado Corazón y a consolar al Inmaculado Corazón de María.

 

La cita de hoy del diario de Santa Faustina lo expresa bien: «Has de saber, hija mía, que tu martirio silencioso de cada día, en completa sumisión a mi voluntad, lleva muchas almas al cielo.  Y cuando te parezca que tu sufrimiento supera tus fuerzas, contempla mis llagas, y así te elevarás por encima del desprecio y del juicio humanos.»

 

Quiero terminar animándoles a reflexionar sobre el mensaje a los Misioneros de la Cruz el 31 de octubre de 2024. El Señor les dice que están llamados a ser «contemplativos de la Cruz». Esto vale también para las Madres de la Cruz. Dice: «La Cruz es la escuela del amor».

 

Necesitamos convertirnos en expertos, eruditos, mi comunidad, de la escuela del amor, del camino a través de la Cruz, haciéndonos uno con el Crucificado. No eruditos intelectuales de muchos libros, sino los eruditos del corazón, los eruditos que han viajado a través de la Cruz, que conocen este camino a través del sudor, la sangre y las lágrimas. No a través de elaboradas palabras escritas en una página, sino los eruditos que han llorado lágrimas de arrepentimiento cuando Dios ha sacado a la luz nuestros pecados; eruditos que han llegado a conocer íntima y personalmente el Corazón de Jesucristo; eruditos que han llorado la crucifixión de nuestro amor propio y nuestra voluntad propia. Estos son los eruditos que Dios necesita para la Iglesia de estos tiempos finales. Nosotros, las Madres y Misioneros de la Cruz, estamos llamados a ser las contemplativos de la Cruz, las eruditos del Corazón de Cristo, las eruditos que llegan a conocer a través de Cristo, con Cristo y en Cristo a través de este profundo camino interior, el Corazón de Abba Padre; los eruditos que inician el Reinado del Inmaculado Corazón de María con el Reinado del Espíritu Santo y el Reinado Eucarístico para la Iglesia y el mundo. Amén.

 

31/10/24

Mensaje a los MC

La gran batalla entre las fuerzas del bien y del mal se está librando. Como sabes, Mi Cruz ya ha triunfado, pero necesito que Mis Misioneros de la Cruz y Madres de la Cruz entren en esta batalla siendo uno Conmigo para lograr, por medio de Mi Cuerpo la Iglesia, Mi triunfo. Las almas están en gran peligro de perdición como en cualquier guerra. He formado con Mi Madre a Mis guerreros para estos tiempos, para librar esta batalla decisiva siendo uno Conmigo, Amor crucificado, pues las fuerzas de Satanás quedan impotentes contra Mis almas víctimas. Estas son las almas que él más teme y desprecia, porque sabe que tienen el poder de lo Alto para destruirlo y arrojar a todos los espíritus malignos al abismo del infierno.

 

Di a Mis Misioneros de la Cruz que necesito que luchen Conmigo empezando a vivir cada momento de sus vidas sufriendo Conmigo y confiando de todo corazón en la forma en que vencí a la muerte - por medio de la Cruz. Nunca podrán luchar según las formas del mundo, mediante la ira, los resentimientos, el miedo y el poder de este mundo, sino sólo mediante la pobreza de Mi amor crucificado. Deben convertirse en hombres de profundo silencio y oración, contemplativos de la Cruz - la escuela del Amor. Diles que aparten sus ojos de las cosas del mundo y aprendan a mantener su mirada en Mí. Diles que recen diariamente a San José, que ha sido designado por el Padre para ayudar en la formación de los Misioneros de la Cruz de Dios. Diles que les amo y les doy las gracias por haber respondido a Mi llamado. La salvación de innumerables almas depende de su respuesta a Mis Palabras.

 

Id en paz sabiendo que Dios está con vosotros, obteniendo todo lo que necesitáis para ser santos como Yo soy santo.

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