To remain with Christ as His companions of the Cross.
MATERNIDAD ESPIRITUAL de Concepción Cabrera de Armida (Conchita)
Padre Jordi Rivero tomado de varias fuentes, en especial del Padre Juan Esquerda Bifet
Conchita tenía pasión por su misión maternal.
Desde que era niña quería ser madre y tener muchos hijos para que muchos pudieran amar a Cristo. Se casó a la edad de 22 años y se convirtió en una esposa modelo y madre de nueve. Ella escribe:
Siento que mi misión es ser madre. Con ardor infinito, deseo abarcar en mi alma el amor de todo el Cielo y la Tierra; El inmenso y maternal amor de María. (CC 58,44).
Fiat de Conchita como María
Jesús le dijo: «Imita a María en ofrecerme por amor al Padre» Para Conchita la maternidad es para vivirla cómo y con María: perteneciendo sin reservas, una con Cristo y ofreciéndose junto con Él en total obediencia al Padre. Así, ella dio su Fiat como María y lo vivió en cada aspecto ordinario de su vida. Esta es la ofrenda del alma víctima. Esta es la vida sencilla pero profunda de Conchita y de cada Madre de la Cruz. Ella escribe en su diario:
Debo vivir dentro de María, imitando sus virtudes y su amor a la Santísima Trinidad.
La encarnación mística pone al alma en contacto íntimo con las tres Personas Divinas. En ellas y en María debo fundir mi vida, no tan sólo mi vida espiritual, sino la material también, fundiéndola además en el ofrecimiento del Verbo al Padre.
Debo, dentro del mismo ofrecimiento comer, dormir, alegrarme, sufrir, etc., toda mi vida simplificada en ese ofrecimiento constante que glorifica a toda la Santísima Trinidad. Toda mi vida, en unión con María, sin salir de María, imitándola en su amor a Jesús, en su total sumisión al Padre, y moviéndose sólo por el Espíritu Santo. —Diario T. 46, p. 93-94, octubre 27, 1925.
Jesús desea el amor de Conchita, ¡Y continúa buscando madres espirituales! Jesús dice a Conchita:
¿Por qué he deseado que me llames Hijo? Porque ese afecto y ternura que estoy sacando de tu corazón deben ser por derecho míos.
Habiendo abrazado a Jesús como su primer hijo, Él le da muchos otros hijos que, a través de ella, se unirán a Jesús y recibirán muchas gracias.
La familia natural de Conchita fue solo el comienzo de su maternidad. El 25 de marzo de 1906, la fiesta de la Anunciación, cuando Jesús se encarnó en María por el Espíritu Santo, Jesús se encarnó místicamente en Conchita. Jesús la llamará madre de muchos.
La maternidad de Conchita se alimenta, con María, de una relación profunda con la Trinidad: El Padre le dio el Espíritu Santo por el cual Jesús se encarnó místicamente en ella. ¡Jesús tomó a Conchita como su madre espiritual! Él se convierte así en su "primer hijo", haciendo que su maternidad espiritual sea inmensamente fructífera. Es madre natural de nueve, entre ellos un sacerdote y una religiosa. Además da vida en el Espíritu a muchos, incluso de muchos sacerdotes y religiosas. Ella es la madre espiritual de la gran Familia de la Cruz. Mons. Ibarra, Mons. Martínez y el Padre Felix forman parte de esta familia. Sus hijos e hijas son los hermanos y hermanas de Jesús y Él les concede muchas gracias.
Jesús a Conchita: «Porque eres madre, reflejando a María, eres místicamente mía y de mis sacerdotes»
De acuerdo con el Espíritu, soy tu primer hijo y si tienes otros hijos de esta manera, es la relación que tienes conmigo la que los hace mis hermanos y hermanas: Todas las gracias que tu ya has hecho posibles para tus hijos se deben a la proliferación del Espíritu dado a tu alma por el Padre. Les han sido dadas gracias a Mí, por la acción divina que opera en ti como atención a Mis méritos. —CC 50,232-237, 21-XI- 1908.
¿Y por qué crees que te elegí para ser un conducto para mi iglesia y para aquellos que la integran, a través del cual puedo revelar estos secretos desde mi corazón? Eres madre con un reflejo de María, místicamente Mía y de Mis sacerdotes, porque, oh, maravilloso secreto del cual no te habías enterado: en el momento de la realización de la Encarnación mística en tu corazón, debido a la fecundidad del Padre, el Espíritu Santo depositó el Verbo en tu alma. ¡Y con Él, hija mía, también a sus sacerdotes! No sabías sobre este origen, ni siquiera estabas consciente de él, pero debido a tu Maternidad Mística del Eterno Sacerdote, la de los sacerdotes (la maternidad mística de los sacerdotes) se refleja en tu alma. Nunca se separarán de Él porque es su deber representarlo, transformados en Él. —CC 50,176-177, 6-I-1928.
La maternidad espiritual de Conchita es vocación de ser alma víctima.
María es el prototipo de todas las madres espirituales. Ella vivió entregándose hasta la cima del Calvario. Ninguna mujer puede convertirse en una madre espiritual si no está lista para abrazar la cruz, para convertirse en una madre de dolores con el corazón traspasado con el de María. (Cf Lk 2,35).
El Señor le dice a Conchita:
Si quieres salvar almas, transfórmate en la cruz (Vida 4, 143)
Ofrécete como víctima en unión Mía (Vida 3,8)
Te he escogido como víctima especial (Vida 6,125)
En mi unión debes ser víctima, porque éste es le grado más perfecto del amor (Vida 6, 241-242)
Te he pedido muchas veces que te sacrifiques por ellos (sacerdotes), que los recibas como tuyos, por el reflejo de María en ti (CC 50,156)
Por éstos (sacerdotes) caí... y tú por éstos tienes mucho que sufrir... pero lloverán gracias (Vida 4, 152)
Conchita se identificó cada vez más con los sufrimientos íntimos del Corazón de Jesús y con Su abandono en la Cruz. Unía su oración a la de Jesús en Getsemaní y en la Cruz.
La relación de una madre espiritual con su hijo sacerdote
Conchita es un alma víctima por los sacerdotes y esta es la base de su relación con ellos. Ella quiere cargar los pecados de ellos como si fueran los suyos (cf Life 4, 146). Como víctima por las almas, siempre sigue las indicaciones de Jesús (Vida 4, 152) y se somete a su director espiritual. Ella siempre ve y trata a los sacerdotes como lo haría con Cristo. El Señor le dio una misión específica: «Estás destinada a la santificación de las almas, especialmente la de los sacerdotes" (Vida 4,257-258). Así, ella se sacrifica por ellos pero no los mima, ni llama la atención sobre sí misma. Ella desea que se conviertan y actúen como Cristo, dando sus vidas para salvar almas. Todo esto significa que Conchita ama a los sacerdotes con el amor de María, lo cual es posible debido a su profunda unión con ella. Conchita irradia la pureza y virtudes de María. Todas las madres espirituales deben esforzarse por lo mismo. Esto solo es posible yendo con María a la Cruz y convirtiéndose con ella en una víctima de amor. Ver: El Camino Sencillo🔗.
Conchita da su Fiat como la madre espiritual de Jesús y de todos los que Él le envía
Lo hace con pasión, poniendo todo su corazón en ello. Sin embargo, eso no es suficiente para ella y se esfuerza por imitar más el amor de Dios. Dios se deleita en este celo de los santos. Conchita escribe:
¡Oh mi amoroso, adorado y querido Jesús! Desbordada por tantas delicias de tu Corazón de Hijo, vengo a decirte que acepto ante el cielo y la tierra y los mares, en el tiempo y en la eternidad, ante el Padre y Tú, el Señor y el Espíritu Santo, la maternidad espiritual y mística en todas sus formas, junto a Ti mi Jesús, y por los miles de hijos que deseas darme. Serán sacerdotes, hombres y mujeres, cualquiera que desees, solo lo que desees, porque tu placer será mi placer y tu deseo mi deseo.
...Le ruego al Padre un hilo de su (Jesús) ternura; de María un latido de su corazón; del Espíritu Santo Su fuego, Sus ardores, Su amor por la luz... Siendo madre para Él (Jesús), madre para todos, quiero imitar al Padre, siendo toda bondad toda misericordia; al Hijo, en su vida de sacrificio y en sus virtudes, amándolo con un amor maternal; y al Espíritu Santo, amándolo con su propio amor, siendo dócil a sus inspiraciones (CC 47,345.356, 26 de enero y 28 de 1927).
Después de reflexionar sobre esto, ¿deseas el mismo fuego de Conchita?, ¿lucharas para entrar en él? Esta el la vocación de una Madre de la Cruz.