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Novena al Espíritu Santo

OFRECIMIENTO INICIAL (DIARIO)

 

ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Ven Espíritu Santo, derrama sobre toda la familia de Amor Crucificado, así como nuestras propias familias, la fuente de TU gracia, y ¡enciende un nuevo Pentecostés en Tu Iglesia! ¡Ven a TUS obispos, a TUS sacerdotes, a TUS seminaristas, religiosos, a los fieles y ven sobre aquellos que no creen, a los más duros de los pecadores, y por último, ven a cada uno de nosotros! ¡Desciende sobre todos los pueblos del mundo, a todas las razas y sobre toda clase y categoría de gente!

 

Muévenos con tu aliento divino, purifícanos de todos nuestros pecados y líbranos de todo engaño y del mal. 

¡Enciéndenos con tu fuego, haz que arda y se consuma en tu amor! Enséñanos a comprender que Dios es todo –toda nuestra felicidad y alegría– que nuestro presente, futuro y eternidad están en sus manos. ¡Ven Espíritu Santo y transfórmanos, sálvanos, reconcílianos, únenos y conságranos a ti!

Enséñanos a pertenecer completamente a Cristo, ser uno con el Amor Crucificado, y pertenecer totalmente a Dios. Te lo pedimos por la intercesión y bajo la guía y protección de la Santísima Virgen María, tu Esposa Inmaculada, Madre de Jesús y Madre nuestra, Amen.

ORACIÓN A NUESTRA SANTÍSIMA MADRE, LA ROSA MÍSTICA

Querida Madre Celestial, a través del Poder del Espíritu Santo, te pedimos tu intercesión para ______ Por favor toma nuestras oraciones, ayunos y sacrificios para presentarlos a tu hijo, y con la gracia otorgada a Ti, perfecciona nuestras ofrendas para que se nos conceda más allá de cualquier expectativa imaginable todo lo que deseamos para la conversión de los corazones, para la protección de la familia y la misión.

Oramos María, por el Espíritu Santo para que invada nuestra nación y el mundo entero, encendiendo tanto los corazones de los cristianos y no creyentes por igual. Que la chispa de la gracia en cada alma arda en una llama poderosa que vaya creando un fuego de conversión que rápidamente se extienda por toda la tierra, comenzando aquí en nuestras iglesias domésticas. Oramos especialmente por nuestros obispos, sacerdotes, religiosos, diáconos, seminaristas y fieles de nuestra diócesis.

Oramos por la presencia de decenas de miles de ángeles para que llenen nuestros hogares, nuestras parroquias, nuestras ciudades, nuestros países, cada una de nuestras actividades, para que todos puedan estar rodeados con la gracia del cielo, y que Satanás no encuentre entrada a sus malas intenciones. Muy especialmente, te pedimos que no haya orgullo en nuestros corazones para que Satanás no pueda trabajar, y solamente exista la verdadera humildad de Tu corazón y del Corazón de Jesús.

Por último, te pedimos por todos los miembros de nuestra familia, incluyendo a todos los niños hasta los más pequeños que están en el vientre de su madre, para que tengamos una experiencia profunda con el Espíritu Santo, para que nuestros corazones sean purificados, y el nuevo Pentecostés descienda sobre cada uno de nosotros, uniéndonos como a uno solo.

Te lo pedimos todo por Corazón Sagrado y Eucarístico de Jesús, todo a través del Corazón Doloroso e Inmaculado de María, en unión con San José.

"Jesús, Salvador de los hombres ¡sálvalos, sálvalos!"

PRIMER DIA

"Existe un tesoro escondido, una riqueza que no ha sido explotada ni se aprecia en su verdadero valor, siendo que es lo más grande del cielo y de la tierra: el Espíritu Santo. No, ni el mundo de las almas lo conoce debidamente. El es la luz de las inteligencias y el fuego de los corazones.

Si hay tibieza, y si hay frío y debilidad, y tantos males que aquejan al mundo espiritual, es porque no se acude al Espíritu Santo.

"Su misión en el cielo, su vida, su Ser, es el Amor; y en la tierra, llevar a las almas a ese centro del amor que es Dios. Con El se tiene cuanto se puede apetecer,

- Si hay tristeza es porque no se acude al divino Consolador, que es el gozo completo del espíritu

- Si hay flaqueza es porque no se acude a la fortaleza invencible

- Si hay errores es porque se desprecia al que es la luz

Si se extingue la fe es porque falta el Espíritu Santo.

"No, no se le da el culto que se le debiera dar en cada corazón, en la Iglesia entera, al Espíritu Santo; y la mayor parte de los males por los que se llora en la Iglesia y en el campo de las almas es porque no se le da toda la primacía que Yo le di a este Santo Espíritu, a esa tercera Persona de la Trinidad, que tuvo parte tan activa en la Encarnación del Verbo y en el establecimiento de la Iglesia. Se le ama con tibieza, se le invoca sin fervor y en muchos corazones, aún de los Míos, ni siquiera se le recuerda y esto lastima muy hondamente a mi Corazón. 

Es tiempo ya de que el Espíritu Santo reine, sino acá cerca, en cada alma y corazón, en todas las arterias de mi Iglesia. El día que circule por cada Pastor, por cada sacerdote, como sangre, así de íntimo, el Espíritu Santo, se renovarán las virtudes teologales, que languidecen aún en los que sirven a mi Iglesia, por la falta del Espíritu Santo. Entonces cambiará el mundo, pues todos los males que en él se lamentan hoy tienen por causa el alejamiento del Espíritu Santo, su remedio único. "Que reaccionen mis ministros en la Iglesia por medio del Espíritu Santo y todo el mundo de las almas será divinizado. Él es el eje en donde todas las virtudes giran, y no hay virtud verdadera sin el Espíritu Santo. 

"El impulso celestial para levantar a mi Iglesia de cierta postración en que yace está en que se active el culto del Espíritu Santo, en que se le dé su lugar, es decir, el primer lugar en las inteligencias y en las voluntades. Nadie será pobre con esta riqueza celestial, y el Padre y el Verbo que soy Yo deseamos la renovación palpitante, vivificante de su reinado en la Iglesia. 

Que impere en las almas este Santo Espíritu y el Verbo será conocido y honrado, tomando la Cruz un impulso nuevo en las almas, espiritualizadas por el divino amor. "A medida que el Espíritu Santo reine se irá destruyendo el sensualismo que hoy inunda la tierra.

Nunca enraizará la Cruz si antes no prepara el terreno el Espíritu Santo. Por esto se apareció Él primero a tu vista que la Cruz: por esto preside en la Cruz del Apostolado. 

"Uno de los principales frutos de la encarnación mística es el reinado del Espíritu Santo que debe consumir el materialismo''. (Diario febrero 19, 1911).

“Y yo pediré al Padre y les dará otro Paráclito, para que esté con ustedes para siempre, el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Pero ustedes le conocerán, porque mora con ustedes.” Jn 14, 16-17

Padre Nuestro, Ave María, Gloria y la oración final (todos los días)

SEGUNDO DÍA

"Mi Espíritu es vida, es la fuente de la divina gracia y nunca está ocioso, de día y de noche trabaja en las almas que se me entregan, y estas almas crecen constantemente en las virtudes. Mas cuando se resisten y no se dejan hacer entonces me retiro, porque mis gracias son riquísimas para desperdiciarlas. Es muy fino el trabajo del Espíritu Santo en las almas y muy culpable el alma que lo desdeña. Cuando no corresponde a mis inspiraciones, a lo que exijo de ella, entonces me retiro, hay almas que necesitan empuje a cada paso, otras que corren y vuelan, mas a medida de su correspondencia avanzan, subiendo siempre hasta los grados que les tengo destinados. Vigila y escucha mi voz, mas ya sabes que para entenderme necesitas unos oídos dispuestos, un total vacío de ti misma y el espíritu constante de sacrificio. (Carta al Excmo. Sr. Dn. Leopoldo Ruiz y Flores, junio 23, 1904).

“Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él.” Jn 14,23 

Padre Nuestro, Ave María, Gloria y la oración final (todos los días)

TERCER DÍA

"Creen las almas muy lejos al Espíritu Santo, muy elevado y por encima, y es, por decirlo así, la Persona divina más asistente con la criatura. La sigue a todas partes, la impregna de sí mismo, la llama, la cuida, la cobija, la hace su templo vivo, la defiende, la ayuda, la ampara del enemigo, y más cerca esta que ella misma. Todo lo bueno que el alma ejecuta es por su inspiración, por su luz, por su gracia y auxilio, ¡y no se le invoca y no se le nombra ni se le agradece la acción tan profunda e inmediata con cada alma!

Si llamas al Padre, si lo amas, es por el Espíritu Santo. Si te enamoras de mí, si me conoces, si me sirves, si me copias, si te unes a mis quereres y a mi corazón es por el Espíritu Santo.”

¿A caso no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que habita dentro de vosotros al que han recibido de parte de Dios? Vosotros no sois sus propios dueños (1 Corintios 6:19)

Padre Nuestro, Ave María, Gloria y la oración final (todos los días)

CUARTO DIA

“Se le considera intangible, y lo es, pero no hay sin embargo cosa más sensitiva, más cercana y al alcance de la criatura en su miseria que la altura más grande, que el Espíritu santísimo que se refleja y es una misma santidad y poder con el Padre y con el Hijo.

Y los siglos han pasado siendo El siempre el principio de todas las cosas, el sello sagrado de las almas, el carácter del sacerdote, la luz de la fe, el que infunde todas las virtudes, el riego que fecundiza el campo de la Iglesia, y sin embargo ni se le estima, ni se le conoce, ni se le agradece su influencia siempre santificadora. Si hay ingratitud para mí en el mundo, más la hay para con el Espíritu Santo. Por esto, al acabarse los tiempos, quiero que se extienda su gloria. Uno de los dolores más crueles para mi corazón fue el de la ingratitud en todos los tiempos; el de la idolatría, entonces adorando ídolos, y hoy adorándose los hombres a sí mismos, es decir, el alejamiento del Espíritu Santo. En estos últimos tiempos ha puesto su trono la sensualidad en el mundo, esa vida de los sentidos que ofusca y apaga la luz de la fe en las almas. Y por eso más que nuca se necesita que el Espíritu Santo venga a destruir y a aniquilar a Satanás, que en esta forma se va introduciendo hasta en la Iglesia.” (Diario 40, pp 186-189, 26 enero 1915)

“Pero cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes, recibirán poder y saldrán a dar testimonio de mí, en Jerusalén, en toda la región de Judea y de Samaria, y hasta en las partes más lejanas de la tierra.” Hechos 1,8

Padre Nuestro, Ave María, Gloria y la oración final (todos los días)

QUINTO DÍA

"Todos los movimientos de mi alma en cuanto hombre fueron inspirados y movidos por el Espíritu Santo. Él movía mis potencias, sentidos y voluntad, poseyéndolos para glorificar al Padre, a quien Yo todo lo refería. El Espíritu Santo ama a mi humanidad con predilección incomparable. ¡Si tu supieras con cuanta delicadeza, ternura y esplendidez adornó mi alma, mis facultades, mis sentimientos, mi cuerpo y mi corazón el Espíritu Santo...! Más que una madre, toda amor. Empleó su poder y todas sus riquezas en formarme en el seno de María, como un perfecto modelo de todo lo bello, puro y santo. Todas las riquezas y tesoros que adornan a mi corazón se le deben al Espíritu, y no me gusta que se tome la devoción a mi corazón de carne como fin, sino como medio para subir a mi divinidad, como escalón para ir al Espíritu Santo, quien lo creó, quien lo formó y enriqueció; quien puso en él todos los encantos de su amor y también todos los dolores internos, y el modo y la manera de sufrir la universal expiación para el perdón de la humanidad culpable. El corazón del hombre y su cuerpo habían pecado y necesitaban otro cuerpo y otro corazón con la potencia de un Dios que desagraviara a Dios, siendo Él mismo Dios también. Esta idea, acción y fin saludable de gloria para mi humanidad, y de salvación para el mundo, se le debe al Espíritu Santo". (Diario 40 pp. 197-203, 29 enero 1915)  

“Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos;  quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.” Hechos 2, 3-4

Padre Nuestro, Ave María, Gloria y la oración final (todos los días)

SEXTO DÍA


"Al formar eternamente el plan de la redención, el Espíritu Santo tuvo parte activísima, obrando a su tiempo la encarnación, después de haber iluminado a los profetas anunciándolo. Durante mi vida me sostenía en cuanto hombre, ofreciendo al Padre mi expiación infinita, tocando y atrayendo las almas a la Verdad que soy Yo. Ofrecí enviarlo y lo hice, teniendo en mi Iglesia el primer puesto en todos sus actos, sacramentos y acción infalible". (Diario 40, pp 191-192, 28 enero 1915)

Pedro les respondió: "Conviértanse y háganse bautizar en el nombre de Jesucristo para que les sean perdonados los pecados, y así recibirán el don del Espíritu Santo. ( Hechos 2, 38)

Padre Nuestro, Ave María, Gloria y la oración final (todos los días)

SÉPTIMO DÍA
 

"Yo soy su Piloto, y con esto pasarán los siglos y llegara tan pura, tan santa, tan Madre, tan toda amor y caridad mi Iglesia como salió de mis manos, hasta tocar las playas del cielo. No importan las traiciones y persecuciones hasta de los suyos (que son las que más duelen); Ella proseguirá majestuosamente su marcha entre mil tormentas que sólo han servido, sirven y servirán siempre para darle más brillo y glorificara. ¿Quién contra Dios? Las generaciones pasan; las persecuciones se derrumban, los cismas caen, y sólo mi Iglesia hermosa y pura, santa e inconmovible como salió de mis manos, apoyada en el amor que no se muda porque es divino, por el ser de unidad que lleva consigo, impregnada de amor, y sólo esparciendo amor. Pero ha llegado el tiempo de exaltar en el mundo al Espíritu Santo, alma de esa Iglesia tan amada, en donde esa Persona divina se derrama en todos sus actos con profusión. Esta última etapa del mundo quiero que se le consagre a este Santo Espíritu, que no obra sino por el amor. Comenzó a regir la Iglesia en su principio por tres actos de amor humilde en san Pedro; y quiero que en estos últimos tiempos se acentúe este amor santo en todos los corazones, pero especialmente en el corazón del papa y de mis sacerdotes. Es su turno, su época; es el fin amoroso en mi Iglesia para todo el universo. Por eso vuelvo a pedir que el mundo se consagre al Espíritu Santo muy especialmente, comenzando por todos los miembros de la Iglesia, a ese Espíritu que me anima, a esa tercera Persona de la Trinidad que enlaza y une a la Trinidad misma, que hace a Dios ser Dios, porque Dios es amor, y el Espíritu Santo es la Persona del amor, el mismo amor personificado en Ella. Por eso el Espíritu Santo es el alma, el gran motor divino de la Iglesia; su energía, su corazón, su latido, porque es el Amor" (Diario 51, pp 75-83; 2 marzo 1928)

“No sino que se está cumpliendo lo que dijo el profeta Joel: En los últimos días, dice el Señor, derramaré mi Espíritu sobre todos los hombres y profetizarán sus hijos y sus hijas; los jóvenes verán visiones y los ancianos tendrán sueños proféticos. Más aún, derramaré mi Espíritu sobre mis servidores y servidoras, y ellos profetizarán. Haré prodigios arriba, en el cielo, y signos bajo, en la tierra: verán sangre, fuego y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que llegue el Día del Señor, día grande y glorioso. Y todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.” (Hechos 2, 16-21)

Padre Nuestro, Ave María, Gloria y la oración final (todos los días)

OCTAVO DÍA

 

Te haré una íntima confidencia. Las gracias se ciernen sobre mi Iglesia, los tesoros, las riquezas, los manantiales fecundísimos de los méritos del Verbo hecho carne y, cada día, como que los hombres y los mismos que se llaman míos cierran las puertas al Espíritu Santo. Mina Satanás a la Iglesia por la debilidad y la disipación de los que debieran guardar el santuario: las almas languidecen por falta de directores poseídos del Espíritu Santo. Mi Iglesia, tan hermosa y rica, tiene que guardar sus tesoros porque no encuentra en donde derramarlos. Y es muy triste que estos tesoros infinitos de gracias que yo he comprado con mi sangre estén inactivos en mi Iglesia por falta de obreros santos. Entienden muchos a su modo la vida espiritual y faltan estudios profundos sobre esta materia, y por ignorancia y flojera dejan truncos los designios de Dios en muchas almas. Mi corazón se entristece en este punto en el que mis ministros duermen. Son los primeros en muchas ocasiones que se conforman con una piedad superficial, pero ni inculcan a las almas la cruz, ni menos enseñan al Espíritu Santo. La rutina - te repito aquí íntimamente- ha entrado muy hondamente en el santuario, y ese culto en espíritu y en verdad casi se ha extinguido por completo en muchas comunidades. Que reaccionen mis ministros por el Espíritu Santo, que hagan mucho aprecio de la vida interior, que la posean y que la comuniquen por ese Santo Espíritu, y la Iglesia florecerá en su primitivo vigor. Le falta a mi Iglesia la savia del Espíritu Santo; le falta a los seminarios y clérigos, y de ahí viene que le falta a las almas que viven y se alimentan de este jugo vital que debe darles la vida de la gracia. (Diario 35, pp 97-100, 21 febrero 1911)

"Quiero una reacción viva, palpitante, patente y poderosa del clero por el Espíritu Santo.

Un sacerdote ya no se pertenece, es otro Yo, y tiene que ser todo para todos, pero santificándose primero, que nadie da lo que no tiene y sólo el santificado santifica. Por tanto, si quiere ser santo, como es su deber ineludible, debe estar poseído, impregnado del Espíritu Santo, porque sí el Espíritu Santo es indispensable para la vida de cualquier alma, para las almas de los sacerdotes debe ser El su mismo aliento y vida.

Si son Jesús los sacerdotes, ¿cómo no han de tener el Espíritu de Jesús? Y ¿cuál es este sino el Espíritu Santo?" (Diario 49, 9 octubre 1927)

“Por medio del Espíritu, a unos les concede que hablen con sabiduría; y a otros, por el mismo Espíritu, les concede que hablen con profundo conocimiento. Unos reciben fe por medio del mismo Espíritu, y otros reciben el don de curar enfermos. Unos reciben poder para hacer milagros, y otros tienen el don de profecía. A unos, Dios les da la capacidad de distinguir entre los espíritus falsos y el Espíritu verdadero, y a otros la capacidad de hablar en lenguas; y todavía a otros les da la capacidad de interpretar lo que se ha dicho en esas lenguas. Pero todas estas cosas las hace con su poder el único y mismo Espíritu, dando a cada persona lo que a él mejor le parece.” (1 Cor 12, 8-12)

Padre Nuestro, Ave María, Gloria y la oración final (todos los días)

 

NOVENO DÍA

"Al enviar al mundo un como segundo Pentecostés quiero que arda, quiero que se limpie, ilumine e incendie y purifique con la luz y el fuego del Espíritu Santo. La última etapa del mundo debe señalarse muy especialmente por la efusión de este Santo Espíritu. Quiere reinar en los corazones y en el mundo entero; más que para su gloria, para hacer amar al Padre y dar testimonio de Mí, aunque su gloria es la de toda la Trinidad" (Diario T. 40, p. 180, enero 26, 1916). 

"Dile al Papa que es mi voluntad que en todo el mundo cristiano se clame al Espíritu Santo implorando la paz y su reinado en los corazones. Sólo este Santo Espíritu puede renovar la faz de la tierra y traerá la luz, la unión y la claridad a los corazones. "El mundo se hunde porque se ha alejado del Espíritu Santo y todos los males que le aquejan tienen su origen en esto. Ahí está el remedio porque El es el Consolador, el autor de toda gracia, el lazo de unión entre el Padre y el Hijo y el Conciliador por excelencia porque es caridad, es el Amor increado y eterno. "Que a ese Santo Espíritu acuda todo el mundo pues ha llegado el tiempo de su reinado y esta última etapa del mundo a El le pertenece muy especialmente para ser honrado y exaltado. Que la Iglesia lo pregone, que las almas lo amen, que el mundo entero se le consagre y vendrá la paz, juntamente con una reacción moral y espiritual más grande que el mal que a la tierra aqueja. "Que a la mayor brevedad se proceda a llamar con oraciones, penitencias, y lágrimas a este Santo Espíritu, suspirando por su venida. Y vendrá, Yo lo enviaré otra vez de una manera patente en sus efectos, que asombrará e impulsará a la Iglesia a grandes triunfos" 

(Diario T. 42, p. 156-158, septiembre 27, 1918). 

"Pide esta reacción, este "nuevo Pentecostés", que mi Iglesia necesita: sacerdotes santos por el Espíritu Santo. El mundo se hunde porque fallan sacerdotes de fe que lo saquen del abismo en que se encuentra; sacerdotes de luz para iluminar los caminos del bien: sacerdotes puros para sacar del fango a tantos corazones: sacerdotes de fuego que llenen de amor divino al universo entero. "Pide, clama al cielo, ofrece al Verbo para que todas las cosas se restauren en Mí por el Espíritu Santo". (Diario T. 49. p. 250-251, noviembre 1º , 1927).

"Quiero volver al mundo en mis sacerdotes: quiero renovar al mundo de las almas manifestándome Yo mismo en mis sacerdotes: quiero dar un poderoso impulso a mi lglesia infundiéndole como un "nuevo Pentecostés", el Espíritu Santo en mis sacerdotes" (Diario T. 50, p. 165, enero 5, 1928).

"Para alcanzar lo que pido deben todos los sacerdotes hacer una consagración al Espíritu Santo, pidiéndole, por intercesión de María, que venga a ellos como en un "nuevo Pentecostés", y que los purifique, los enamore, los posea, los unifique, los santifique y los transforme en Mí" (Diario T. 50, p. 296, enero 25, 1928).

"Algún día, y no lejano, en el centro de mi Iglesia, en san Pedro, se llegará a hacer la consagración del mundo al Espíritu Santo, y las gracias especiales de este divino Espíritu se derramarán en el Papa feliz que esto haga."Hace mucho tiempo que vengo indicando este mi deseo de que se consagre el universo al Divino Espíritu para que se derrame en la tierra como un "segundo Pentecostés" (Diario T. 51, p. 135, marzo 11, 1928).

“Más aún; nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación engendra la paciencia; la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza, y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado.”Rom 5, 3-5

Padre Nuestro, Ave María, Gloria y la oración final (todos los días)

OFRECIMIENTO FINAL  (diariamente durante la novena)

ACTO DE CONSAGRACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

De rodillas ante la gran multitud de testigos celestiales me ofrezco, alma y cuerpo a Ti, Espíritu Eterno de Dios. Adoro el brillo de tu pureza, la agudeza de tu infalible justicia y la fuerza de tu amor. Tú eres la fuerza y la luz de mi alma. En ti vivo, me muevo y soy. Desearía nunca entristecerte por mi infidelidad a tu gracia, y ruego con todo mi corazón que me protejas del más mínimo pecado contra Ti.

Misericordiosamente guardar todos mis pensamientos y concédeme que este siempre atento a tu luz y a escuchar tu voz para seguir tus inspiraciones llenas de gracia. Me aferro a Ti y me entrego a Ti y te pido que, por tu compasión, me cuides en mi debilidad. Sosteniendo los pies traspasados de Jesús, mirando a sus cinco llagas, confiando en su Preciosa Sangre, adorando su costado abierto y su corazón herido, yo te imploro adorable Espíritu, auxilio de mi flaqueza, que me tengas en tu gracia para no pecar contra ti. Dame la gracia, Oh Espíritu Santo, Espíritu del Padre y del Hijo, decirte siempre y en todo lugar "Habla, Señor, que tu siervo escucha". Amén

 

ORACIÓN PARA PEDIR LOS SIETE DONES DEL ESPÍRITU SANTO

Oh Señor Jesucristo, que antes de ascender al cielo, prometiste enviar al Espíritu Santo para completar Tu obra en las almas de tus Apóstoles y discípulos, dígnate conceder el mismo Espíritu Santo para que Él perfeccione en mi alma la obra de Su gracia y Su amor.

 

Concédeme el:

Espíritu de Sabiduría para que pueda despreciar las cosas perecederas de este mundo y aspirarlas sólo después de las cosas que son eternas, 

El Espíritu de Entendimiento para iluminar mi mente con la luz de la verdad divina,

El Espíritu de Consejo para que siempre puede optar por el camino más seguro de agradar a Dios y ganar el cielo,

El Espíritu de Fortaleza para que pueda llevar mi cruz contigo y que pueda superar con coraje todos los obstáculos que se oponen a mi salvación,

El Espíritu de Conocimiento para que pueda conocer a Dios y conocerme a mí mismo y crecer perfecto en la ciencia de los santos,

El Espíritu de Piedad para que pueda encontrar el servicio a Dios dulce y amistosa,

El Espíritu de Temor de Dios para que pueda ser llenado con una reverencia amorosa hacia Dios y el temor de no  desagradarlo en ningún modo.

Márcame, amado Señor, con la señal de tus verdaderos discípulos y aliéntame en todas las cosas con tu Espíritu. Amen

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